Las pirámides redondas son poco usuales en el mundo mesoamericano. Sin embargo, la mayor de todas se encuentra en la transitada esquina de Periférico e Insurgentes sur. Ahí encontrarás la mítica ciudad de Cuicuilco. Aunque no lo creas, esta es una pirámide que fue rescatada de entre la lava del volcán Xitle, que explotó al inicio de nuestra Era y cubrió buena parte del sur de la cuenca de México.

Ya que la ciudad está bajo la lava, aún es poco lo que conocemos de ella. Sin embargo, puedes visitar la zona central y ver la gran pirámide redonda, desde la que podrás observar una gran panorámica de la CDMX. Aunque te cueste trabajo creerlo, esta pirámide circular es de más de 120 metros de diámetro, con cuatro cuerpos superpuestos, como si fuera un pastel, y alcanza una altura máxima de 23 metros.

La desaparición de la cultura de Cuicuilco coincide en tiempos con el nacimiento de otra gran urbe prehispánica: Teotihuacan. Los especialistas creen que cuando el volcán hizo la región de Cuicuilco inhabitable, muchos de sus pobladores emigraron hacia el norte del lago, donde comenzaba a crecer Teotihuacan.

Se encuentra abierta de martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas, cuenta con Museo de sitio, estacionamiento, y su entrada es gratuita.

Este sitio arqueológico es el corazón de la cultura mexica. En un espacio ubicado a escasos 100 metros al norte de la plancha de Zócalo, con un área un poco mayor a un campo de fútbol, los arqueólogos han encontrado varios edificios monumentales que formaban parte de la gran capital del imperio azteca.

Principalmente puedes visitar el edificio conocido como el Templo Mayor, el edificio más alto y sagrado. En su cúspide, a casi 45 metros de altura, se encontraban dos capillas, una dedicada al dios de la guerra, Huitzilopochtli, y la otra al dios de las lluvias: Tláloc. Este magnífico edificio fue reconstruido hasta en siete ocasiones, y durante tu visita, podrás entrar en ellos y comprender la forma en la que ampliaban su templo constantemente.

Otros edificios que puedes ver en esta visita son los Templos Rojos, la Casa de las Águilas, y el tzompantli de piedra. Por supuesto, no puedes dejar de visitar el museo, donde se exhibe la mayor colección de arte mexica de todo el país.

Toma el metro porque no hay estacionamiento. El costo es de $80, y los horarios actualmente son de 9 a 17 hrs, martes y miércoles, y de viernes a domingo.

En el bosque de Chapultepec también te puedes topar con arqueología. Sobra hablar de las magníficas colecciones del Museo Nacional de Antropología y del Museo Nacional de Historia. Los restos arqueológicos más antiguos de la zona son contemporáneos de Teotihuacan. Se han encontrado casas y numerosos objetos de las exploraciones del INAH en esta zona. Estas excavaciones aún no pueden ser apreciadas por el público.

Sin embargo, pocas personas saben que en la base del Castillo de Chapultepec pueden apreciar una obra muy interesante: un petrograbado de grandes dimensiones representando al emperador Moctezuma II. La figura, si bien fue semidestruida por los españoles durante los primeros años de la Conquista de México, aún puede apreciarse majestuosa, y conserva algunos datos que hacen que esta sea una pieza de gran conocedor de la arqueología de la CDMX: un escudo o chimalli, el glifo 2 Caña, correspondiente con el año 1507 de nuestro calendario y última ceremonia del Fuego Nuevo efectuada por los mexicas, así como la fecha uno cocodrilo, que corresponde con el año 1503, año de la coronación de Moctezuma II.

Se encuentra a la izquierda del acceso al Castillo, antes de comenzar la subida, se accede por un andador de adoquines, aproximadamente a unos 50 metros. Es de libre acceso cuando el parque está abierto.

Este lugar es de los favoritos del Profesor Panda. Se encuentra en el barrio de Iztapalapa, y se trata de un gran basamento piramidal con una vista privilegiada hacia el centro del antiguo Lago de México, hoy colonizado por millones de hogares capitalinos.

Este lugar es mítico, ya que en el templo se realizaban ceremonias de gran importancia para diversas culturas. Los mexicas celebraban allí las ceremonias del Fuego Nuevo, un importante ritual que celebraba el paso del tiempo, y la conjunción de los dos calendarios que existían en la antigüedad: el solar de 365 días, y el religioso, de 260 días. Para que ambos ciclos vuelvan a coincidir en el día de inicio del calendario (1 lagarto) tienen que pasar 52 años, un periodo que era considerado como muy largo.

Puedes acceder a esta zona arqueológica a través del Metro de la CDMX en las estaciones Iztapalapa o Cerro de la Estrella, de la Línea 8. El acceso es controlado, y es de 9 a 17 horas, y no tiene costo.

La ciudad gemela de Tenochtitlan. La hermana incómoda. Tlatelolco fue fundado algunos años después de Tenochtitlan por un grupo que decidió probar fortuna en el extremo norte de la misma isla.

La zona arqueológica que hoy puede observarse es amplia y ha podido ser explorada a detalle. Cuenta con una organización muy similar a la de Tenochtitlan, es decir, un Gran Recinto que contenía los principales edificios políticos y religiosos, como el Templo de Ehécatl o el Templo Mayor.

El sitio es famoso, además, por haber sido el último reducto de defensa durante el inicio de la guerra de conquista.

La Plaza de las Tres Culturas es un lugar muy especial en la CDMX, donde se conjuga nuestra historia prehispánica, colonial y moderna. No debe faltar en tu recorrido.

Se ubica en la esquina de Ricardo Flores Magón y Eje Central, en la Estación Tlatelolco de la Línea 3 del Metro de la CDMX. Puedes visitarla de martes a domingo de 9 a 17 hrs.